28 octubre 2006

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6 comentarios:

Pilar Lozano Santos dijo...

Cuantas veces le he dado vueltas en mi mente a este caso... e intuido cuantas inconsistentes promesas se formulan mientras se cree la persona en estado de gracia de amor.
Aún no termino de discernir (a casi siete años vista de mi propio armaguedon) si estas abruptas deslealtades comienzan donde termina el amor (mejor dicho, el enamoramiento o el deseo primario) o se encuentran siempre latentes en según qué personalidades: manipuladoras, egoístas, prepotentes… para las que cualquier promesa es válida aunque se sea consciente de su incumplimiento desde el origen. Todo vale con vistas a obtener aquello que se persigue; una vez alcanzado el objetivo, no hay promesa que se sostenga.
Y suerte si, además del falsario, no aparece detrás del encantador Jekyll un vampiro psíquico o, como su británico alter ego indica, un inesperado, oculto y secreto Hyde...

Enero dijo...

El inicio de un viaje siempre es una aventura repleta de incógnitas, expectativas que en la mayoría de los casos no se cumplen, aunque no siempre a causa de los demás, nuestra voluntad depende en buena parte de ello.
Hay que meter en la maleta el equipaje adecuado, todo lo necesario para hacer frente a las posibles eventualidades, siendo conveniente eliminar lo superfluo, esas cosas que, valorándolas en lo que valen son insignificantes, y sustituyéndolas por aquello que en momentos de necesidad cumplirán con la función para las que fueron incluidas.
Eliminemos pues la intransigencia y hagamos acopio de respeto y comprensión.
Feliz singladura.

Pilar Lozano Santos dijo...

Hola Enero, jajjajja.

Mepillas en pañales y con la primera prueba que hice, borrada dos mil trescientas veces. Ahora no me queda otra que reseguirla, jajajaj.

La idea es colocar por aquí un tocho que escribí hace un año... y no perderlo. Y dejar el otro blog (el de los ex) un poco para la broma-aunque con fondo serio.

Eso... si no me canso... que es lo que me suele pasar, je.

Chica lista: te ha costado muy poco entrar y escribir... a mí me llevó un congo averigüar cómo funciona ésto. Un beso muy fuerte y, ya sabes: mi casa es la tuya (anque me percate tarde, como me ha pasado en Imaginando, glups.

Pilar Lozano Santos dijo...

“El Secreto de Leire”


“Quizás porque me he acomodado más a las carencias que a las posesiones y a ser más objeto de desprecios que de cariños, de envidias que de reconocimientos, de decepciones que de ilusiones, es por lo que me encuentro "acompañada" por las ausencias: considerando tan mías éstas, las indiferencias y omisiones y olvidos, como el animal acostumbrado a recibir una patada cada mañana en lugar de un "buenos días": tan resignada como ese animal, cuando no recibe la matutina patada, y vuelve los ojos al dueño pareciendo preguntar: “¿y?... ¿dónde está mi patada?”; receloso y desconfiado de toda muestra que no sea el desafecto.

Así, el mundo se reduce y simplifica: sabe una dónde encontrará, con seguridad, una antorcha que caliente el corazón en algún momento del día... como también sabe dónde y en qué momento encontrará la fea cara del maltrato... aunque se adelante y enfrente a algo tan sabido y esperado con el sempiterno "no me agradezcas, porque no lo espero... pero no me des una patada".

El derecho al pataleo. Algo que siempre he reivindicado y por lo que, a buen seguro, me condenaré para a eternidad, sin importar que mis actos contradigan tanta protesta y "jaculatoria".

Pero… sigo sin entender por qué, si yo amo y digo que amo; si yerro y pido perdón por haber errado; si digo que me preocupo y me manifiesto en contacto con el objeto de mi preocupación; si digo "te estimo" y me acuerdo de felicitar una onomástica; si me pregunto "cómo estará" y pregunto "¿cómo estás?"... si, en suma, tengo presente un sentimiento auténtico y, no veo otro camino sino mostrarlo y hacerlo saber.
.. ¿porqué no otros?. ¿Todo es mentira? ¿Todo es perfidia e hipocresía?.

No entenderé jamás esos "te estimo" que no recuerdan el día del nacimiento: esos "te ayudaré" que se pierden en un abismo de silencios; esos "te amo" que esconden la cabeza en cualquier agujero; esos "cuánto necesites" que nunca acuden.

Ni aún esos "gracias por tu ayuda" que nunca se toman, siquiera se mencionan para los adentros, porque no se les otorga importancia ni valor...que aún sirviéndose de ellos, no sólo no se aprecian, sino que se olvidan como algo vergonzoso.

Y mi incomprensión no llega del orgullo, sino de la perplejidad de saberse, ante estas cosas, poseedora de emociones perfectamente analfabetas para los aires que corren.

En fin... a gusto entre lo malo conocido; dado que no cambiamos, y si lo hacemos es a peor, no deja de ser satisfactorio respirar un aire contaminado pero cómodamente predecible y conocido.

Al menos deja margen para la anticipación y la defensa... si es que aún queda esperanza de un cambio, único "leif motiv" para aquélla.

Bien pensado: esperanza de que nada cambie: ¿Por qué seguir diciendo "sí", cuando el mundo entero dice "no"? ¿A qué seguir esperando lo que nunca se me dio?
(Leire)

Enero dijo...

No ha de ser fácil cerrar la puerta tras de ti y encogerte de hombros mientras suspiras... ahí te quedas incomprensión, y al instante, abrir los ojos y ver que lo que te rodea es una realidad construida golpe a golpe con tus manos.
Es un buen momento para apreciar todo lo que has conseguido y valorarlo como se merece, como tú te mereces, por el esfuerzo, la lucha diaria y el dolor. Y, entonces, descubrir el brillo de las cosas que te rodean, aspirar sus aromas y dejarte acariciar por esa sensación, la misma que te musita quedamente al oído... este es el resultado de tu empeño, trabajo y valor.

Pilar Lozano Santos dijo...

Me entiendes...:)

También, a veces, necesitamos arrojar el pasado: donde debe estar.Donde no podamos verlo: bien lejos... atrás.

Por eso: porque también las memorias necesitan ser vomitadas... para expulsarlas de nuestro interior (donde duelen tanto...)

Un beso muy muy grande xxxxxx